En los humedales costeros del noroeste de México, una mariposa silenciosa sostiene una batalla vital por su supervivencia: la mariposa cuatro espejos (Rothschildia cincta cincta), una especie que no solo forma parte del delicado equilibrio ecológico de la región, sino también del corazón cultural del pueblo yoreme.

“De no hacer nada, corre el riesgo de desaparecer. Ya está ocurriendo en el norte del estado, donde es muy difícil encontrar capullos. Eso puede extenderse si no cambiamos la forma en que la aprovechamos”, dice el Doctor Bladimir Salomón Montijo, integrante del Sistema Sinaloense de Investigadores y Tecnólogos de la Coordinación General para el Fomento a la Investigación Científica e Innovación (CONFÍE).

Desde 2010, el Doctor Salomón Montijo, también profesor de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Sinaloa, lidera un proyecto de conservación que ha sido clave para entender el ciclo de vida de esta mariposa.

Se trata de un mariposario experimental que sirve como laboratorio, el cual permite combinar la investigación que se obtiene con el trabajo de campo.

Un trabajo que ha dado frutos

Uno de los mayores logros del proyecto ha sido documentar con precisión el ciclo de vida de la mariposa cuatro espejos. Hasta hace poco, se desconocía cuántos huevos podía poner una hembra, en qué plantas se alimentaban sus larvas o cuántas generaciones podían desarrollarse por temporada. 

Hoy se sabe que, durante la temporada de lluvias, la especie puede completar hasta tres o incluso cuatro ciclos reproductivos si las condiciones son favorables. Esta información es clave para planificar su conservación y reproducción asistida.

“El objetivo principal es la conservación de la mariposa cuatro espejos”, expresa el Doctor Salomón Montijo.

Además del trabajo en el mariposario, el equipo ha realizado estudios de campo que han permitido ampliar el conocimiento sobre la distribución de la especie. Aunque inicialmente se creía que era endémica de ciertas zonas de Sinaloa, ahora se ha identificado su presencia también en Sonora, Baja California y Chihuahua.

La cartografía ecológica permite evaluar mejor su situación frente al cambio de uso de suelo, la fragmentación de hábitat y otras presiones humanas.

También se ha logrado incluir a la mariposa cuatro espejos en la Norma Oficial Mexicana 059 como especie “amenazada”, un reconocimiento que obliga a las autoridades a considerar su protección en políticas ambientales.

Este avance fue posible gracias a estudios formales que midieron el estado de su hábitat, la presión humana sobre sus poblaciones y su limitada distribución geográfica. Para el equipo liderado por el Doctor Salomón Montijo, este es un paso fundamental que valida años de trabajo y abre la puerta a nuevas acciones de conservación.

Un hallazgo más es que la mariposa cuatro espejos depende casi exclusivamente de una planta conocida como sangregado (Jatropha Cinerea), pero también se puede desarrollar en otros árboles, entre ellos el de ciruela amarilla mexicana (Spondias Mombin).

Pero además de lo biológico, esta mariposa tiene un valor espiritual y simbólico para los pueblos originarios. Sus capullos se usan para crear los tenábaris, instrumentos tradicionales que los danzantes yoremes atan entre sus piernas y tobillos durante ceremonias rituales.

Mariposas cuatro espejos en peligro por sobreexplotación

La relación cultural y espiritual con la especie derivó en su sobreexplotación, que junto con la pérdida de hábitat causada por la agricultura y la acuacultura.

“Cuando iniciamos los estudios nos dimos cuenta de las amenazas. Nos decían los artesanos que batallaban para encontrar capullos. Entonces, nos preguntamos: ¿qué está pasando?”, explica Salomón Montijo.

El investigador menciona también que muchas veces se extraen antes de que emerja la mariposa adulta, interrumpiendo su ciclo natural.

El proyecto de la mariposa cuatro espejos en Sinaloa impulsa alternativas sustentables, como la liberación de larvas y el uso de capullos vacíos, para preservar tanto la biodiversidad como la tradición.

Aún hay mucho por hacer: se investiga el área de distribución potencial, se busca desarrollar dietas artificiales y comprender enfermedades que afectan a la especie. Pero el mensaje es claro: conservar a la mariposa cuatro espejos es conservar una parte fundamental del territorio, la cultura y la memoria viva del noroeste mexicano.