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¿POR QUÉ SE SINTIÓ TANTO EL SISMO EN CULIACÁN? LA CIENCIA LO EXPLICA Y LA PREVENCIÓN LO TRANSFORMARÁ
Por CONFIE
La noche del 23 de julio tuvimos un sismo de 4.6 grados con epicentro a solo 6 kilómetros al norte de la ciudad de Culiacán, uno que causó tanto revuelo que nos dejó decenas de preguntas, pero la principal: ¿Por qué lo sentimos tanto si no fue tan fuerte?
Para responderla, platicamos con el Doctor Edén Bojórquez Mora, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y especialista en Ingeniería Sísmica por la UNAM. La clave, explica, está en dos factores principales: la cercanía del epicentro y la baja profundidad del movimiento telúrico.
“A pesar de no ser de magnitud alta, fue muy cercano a la ciudad –unos 6 kilómetros– y ocurrió a solo 5 kilómetros de profundidad. Eso hizo que las ondas sísmicas se sintieran con fuerza”, explica el Doctor Bojórquez Mora.
Tampoco fue el primer temblor cerca de Culiacán. El Servicio Sismológico Nacional (SSN) ha documentado que en los últimos 11 años se han registrado, al menos, 36 sismos en la Zona Centro de Sinaloa, principalmente entre los municipios de Culiacán y Navolato.
Lo que hace especial al temblor de la noche del 23 de julio es que no es algo tan común que se sienta dentro de la ciudad de Culiacán, o que haya sido superior a los 4 grados.
Sin embargo, es importante saber que se tiene el registro de por lo menos 5 eventos más muy similares, con sismos mayores a los 4 grados en los últimos 11 años. Son temblores alineados desde la costa de Navolato hasta la región noroeste de Culiacán, en colindancia con Tamazula, Durango, donde la sismicidad es mayor.
¿Por qué tiembla en Sinaloa?
Sinaloa se encuentra cerca del límite entre dos placas tectónicas: la del Pacífico y la de Norteamérica, que forman parte del llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, la zona con más actividad sísmica del mundo.
Incluso, hoy hablamos del sismo que ocurrió en Culiacán, pero es muy importante mencionar que la zona de mayor sismicidad es el norte de Sinaloa, en los municipios de Ahome y Guasave. Es una región que solo hasta julio de este 2025 ha registrado más de 30 sismos.
Aunque en el Estado los temblores no son tan frecuentes como en otras regiones de México –como el Suroeste del País–, sí ocurren y pueden sentirse con intensidad si se dan cerca de zonas pobladas, como ocurrió recientemente en Culiacán.
-“Sinaloa es una zona de sismicidad moderada, pero eso no significa que estemos exentos. Hay que prepararnos”, advierte el científico.
-Entonces, ¿Por qué ahora se sintió tanto?
-“Porque el sismo ocurrió justo bajo la ciudad”.
La explicación más amplia es que “cuando un evento ocurre tan cerca y tan superficialmente, las ondas no se disipan tanto y se perciben con más fuerza”.
Además, el tipo de suelo, la estructura de las construcciones y hasta la hora del día influyen en la percepción del temblor. Aunque hay otros factores, como el que cabe la posibilidad de que se tenga una falla local, lo que generaría movimientos que son llamados “sismos intraplaca”, que quiere decir que son sismos que ocurren dentro de una misma placa tectónica.
Bojórquez Mora dice también que también importa si el movimiento fue vertical u horizontal. Aunque científicamente no se clasifica así, en la vida cotidiana solemos decir que un temblor es trepidatorio si sentimos que el piso sube y baja (vertical), y oscilatorio si se mueve de lado a lado (horizontal). Esa percepción también depende de la distancia y profundidad del evento.
Y aunque los temblores en esta región no son tan frecuentes como en otros estados -sobre todo al Suroeste de México-, está latente la posibilidad de que ocurran de nuevo.
¿Qué debemos hacer como sociedad?
El Doctor Bojórquez Mora asegura que este temblor nos indica que ahora mismo “estamos a tiempo de prepararnos”. Es decir, que a partir de este sismo, urge que se construya una cultura sísmica, con información clara, ejercicios de prevención y mejor infraestructura.
Algunas soluciones propuestas por el científico sinaloense son:
Educar desde la infancia sobre cómo actuar durante un sismo: no correr, no empujar, mantener la calma y conocer los puntos de reunión.
Contar con planes familiares en caso de emergencia: saber a dónde ir y cómo comunicarse.
Revisar construcciones antiguas o autoconstruidas con ayuda de especialistas en estructuras.
Monitorear con estaciones sísmicas que permitan anticipar riesgos.
Mejorar reglamentos de construcción.
“No podemos predecir un sismo, pero sí podemos prepararnos para que sus efectos sean menores. La clave es prevenir, informarnos y actuar en conjunto”, insiste el investigador.
El Doctor Bojórquez Mora recuerda que en países como Japón y otras regiones han logrado reducir los daños gracias a la cultura de prevención, el monitoreo constante y la actualización de sus reglamentos de construcción.
“Ahora es momento de que en Sinaloa se tomen medidas similares”, dice, tras asegurar que aunque lo que pasó en Culiacán no fue una catástrofe, sí deja abierta una oportunidad para prepararnos mejor.
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