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30-05-2025



EL 70% DEL NOROESTE YA ES ZONA ÁRIDA: INVESTIGADORA SINALOENSE DISEÑA HERRAMIENTA PARA PREVENIR MÁS DAÑO

La Doctora Lidia Yadira Pérez Aguilar, integrante del Sistema Sinaloense de Investigadores(as) y Tecnólogos, trabaja en una plataforma que ayude a evitar que la región se convierta en un desierto en el año 2100, como arrojan las proyecciones de datos

El Noroeste de México se ha vuelto más árido en un periodo de 20 años, tiempo en el que se extendieron las zonas áridas, como si se tratase de una sombra que va cubriendo la tierra. Es el efecto más visible del cambio climático y de cómo se ha desgastado el Planeta por causa humana.

El problema mayor radica en que se está haciendo poco para tratar de contrarrestarlo, asegura la Doctora Lidia Yadira Pérez Aguilar, Profesora Investigadora de la Facultad de Informática de la Universidad Autónoma de Sinaloa, quien ha desarrollado una herramienta para conocer nuevas maneras de tratar las zonas áridas.

“El problema de la aridez en México y en el mundo es bastante grave, porque además existen otros problemas, otras condiciones importantes que se asocian, por ejemplo, las sequías, que es una condición bastante importante que se está presentando a nivel mundial y en México no ha sido la excepción”, dijo Pérez Aguilar, quien forma parte del Sistema Sinaloense de Investigadores(as) y Tecnólogos.

“Hemos estado mirando que esta condición ha estado aumentando y en la región Sinaloa, donde nosotros estamos, lo estamos viviendo actualmente”.

La cobertura de zonas áridas creció del 40 al 70% en 20 años. Sonora es el estado más afectado, seguido de Sinaloa, donde se han perdido zonas húmedas con vegetación densa.

 

Mapeando con satélite la aridez del Noroeste mexicano

El estudio comenzó como un proyecto piloto para analizar los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa, la zona con mayor índice de aridez en el país.

El aumento de zonas áridas refleja un problema serio: crecimiento de áreas desérticas, degradación del suelo y erosión. Es decir, la tierra se vuelve infértil.

El equipo de investigación utilizó cientos de imágenes satelitales para analizar un periodo de 2001 a 2020. A estas se sumaron datos sobre temperaturas y precipitaciones, factores clave en el avance de la aridez.

“La variabilidad en estas condiciones es lo que ocasiona este comportamiento, por ejemplo, ahorita estamos viendo el aumento de temperaturas, las bajas precipitaciones, lo que ocasiona un aumento en la evapotranspiración, es decir, que el agua que se acumula en las plantas y en el suelo se evapore y no se aproveche”, señaló.

Las zonas áridas son fácilmente identificables: suelos secos, sin vegetación y estériles, aunque antes hayan sido distintos.

El estudio consideró siete variables clave, llamadas como factores impulsores:

 

  1. Nivel de precipitaciones
  2. Temperatura
  3. Evapotranspiración
  4. Humedad superficial del suelo
  5. Índice de vegetación
  6. Elevaciones del suelo
  7. Orientaciones del territorio

Entre las principales causas del avance de la aridez están la tala inmoderada, el mal manejo del agua para uso agrícola y el crecimiento urbano sin considerar el impacto en el suelo.

Así clasifican las zonas áridas

Pérez Aguilar aclaró que las sequías no definen una zona árida, pero sí la agravan.

“Cuando ocurre una sequía en una región árida, esto se vuelve muy grave y muy alarmante, porque en las regiones áridas hay mucha sequedad y si se junta un periodo de sequía estamos hablando de que esta condición puede empeorar”, señaló.

Las zonas áridas en México se clasifican en:

  • Regiones semiáridas
  • Regiones áridas
  • Regiones hiperáridas

El estudio reveló que muchas áreas húmedas, especialmente en Sinaloa, se han transformado en zonas semiáridas o áridas.

“Hemos detectado que en esta región, específicamente la región Noroeste, más de la mitad del territorio está en una región crítica entre árido y semiárido, que es lo más alarmante”, explicó.

“En porcentaje estamos hablando de un 70 por ciento del territorio de esta zona, no de todo México, solamente esta zona que está entre regiones áridas e hiperáridas, que son las más alarmantes”.

Una mirada al futuro

El estudio ha permitido desarrollar modelos automatizados que generan mapas con proyecciones a futuro.

Uno de los resultados es un sitio web en fase de aprobación por parte del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), que ofrece mapas, bases de datos y visualizaciones automatizadas.

Hasta ahora, los escenarios no son alentadores: aumentan las temperaturas, disminuyen las lluvias y se intensifica la evapotranspiración.

Las proyecciones indican que, para el año 2100, el Noroeste de México podría convertirse en un desierto.

“Lo hacemos basado en técnicas de evaluación multicriterio, que significa que utilizamos varios factores o varios criterios para generar algo, que en este caso es la aridez”, dijo.

Los ecosistemas ya están siendo afectados, especialmente los bosques y las cuencas que desembocan en el mar. Esto impacta de forma directa en la agricultura, ganadería y pesca, actividades clave en la economía regional.

Este escenario ya se refleja en la disminución de hectáreas de cultivo en Sinaloa y en la muerte de ganado en Sonora y Baja California Sur.

Una herramienta para evitar el desastre

El trabajo sobre zonas áridas consiste en detectar los patrones que han llevado a la extensión de la aridez sobre el Noroeste de México, pero este es solo un piloto con el que se plantea un modelo para evitar desastres futuros.

Cada dato obtenido por el equipo de la Doctora Pérez Aguilar ayuda a identificar los factores de riesgo a través de información pública.

Este proyecto también busca identificar las zonas áridas en todo el país para poder tener mayor equipamiento, como drones y medidores de humedad en regiones específicas. Es decir, el escenario puede cambiar si se realizan acciones inmediatas por parte de gobiernos y sociedad civil. 

Aunque el panorama es preocupante, el desarrollo de esta herramienta por parte de la Doctora Lidia Yadira Pérez Aguilar demuestra que es posible anticiparse a los riesgos y tomar decisiones basadas en evidencia. Identificar las zonas más vulnerables permite diseñar políticas públicas más eficaces, orientar el uso del suelo y fomentar una cultura de manejo sustentable del agua y del territorio. El futuro del Noroeste de México no está escrito: con ciencia, voluntad y colaboración, aún estamos a tiempo de revertir el avance de la aridez.gobiernos y sociedad civil.

 


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