Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 son una visión colectiva de futuro deseado y preferible para toda la humanidad y una verdadera llamada a la acción universal.
Pero sabemos que para cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible no serán suficientes cambios incrementales: la Agenda 2030 solo será posible con una transformación sistémica, profunda y rápida en nuestros hábitos de producción, de consumo y de relaciones. Una transformación sistémica que aún no se ha producido a nivel global y que ya es ineludible.
Las preocupaciones del ámbito educativo a nivel mundial subrayan la necesidad de una ciudadanía global que permita afrontar a las nuevas generaciones los desafíos críticos del mundo actual y aquel por venir.
Así, después de medio siglo de creación, durante la Cumbre Internacional de Museos y Centros de Ciencia realizada en 2017 se redefine una posición que promueve nuevas reflexiones sobre nuestro quehacer.
“Los centros y museos de ciencia de todo el mundo están comprometidos a promover sociedades científicamente alfabetizadas y una ciudadanía participativa, educando, empoderando e inspirando a personas de todas las edades sobre el impacto de la ciencia en sus vidas”
Por ello se subraya que nuestras instituciones deben: “Aceptar la responsabilidad de servir como catalizadores para una mejor comprensión y acciones coordinadas dentro de las comunidades de todo el mundo estimulando la tolerancia y el pensamiento critico, distinguiendo hechos de creencias reforzando la toma de decisiones basada en evidencia e inspirando una nueva generación a ver los objetivos de desarrollo sostenible como fundamentos para crecer en un mundo mejor” (Protocolo de Tokio, 2017).